El teletrabajo hay que regularlo para que no se convierta en
una cárcel. Pero es igual de importante que aprendamos a conocerlo y afrontarlo
para no encarcelarnos nosotras mismas.
El primer día pienso que me ha tocado la lotería, ya. Me
levanto, me preparo un café y voy derecha al ordenador, sin peinar ni nada, como
tengo mucho trabajo me enfrasco y cuando me doy cuenta no he desayunado
correctamente ni he preparado nada de las tareas de la casa.
Al día siguiente intento organizarme pero no me sale del
todo. En realidad es un puto caos.
Tengo un compañero que es mucho mas productivo que yo, ¿Tío,
cómo lo haces? Pues me levanto y me pongo a currar hasta las doce que me
arreglo y me voy a recoger a mi hijo y me voy al parque con él hasta la hora de
comer y después de comer me pongo otras cuatro horas y luego me voy al gim.
¿y la comida, la ropa, la casa…?
A esta pregunta contestáis vosotras.
Al final consigo encontrar el equilibrio, como siempre
haciendo tetris, exprimiendo los tiempos de descanso al máximo.
La organización, el control y la capacidad para desconectar es
lo único que te va a salvar.
Para mí lo que supuso un punto de inflexión fue montar un
espacio de trabajo separado del resto de la casa y sus habitantes, como si me
fuera a trabajar a otro sitio. A partir de ahí todo fue mucho mejor. Lo siguiente
fue controlar el tiempo de trabajo, me hice una hoja de Excel que usaba como
máquina de fichar, controlar incluso los minutos. Esto me dio la libertad de
saber que si un día echaba diez horas otro día podía trabajar menos tiempo. Y otro
paso también muy importante fue quitar los datos al teléfono, usar solo skype
como mensajería con una cuenta solo con los contactos del trabajo y no conectar
redes sociales.
Trabajar en casa ocho horas diarias y tener que hacer las
tareas de la casa “ya que estás allí” es realmente complicado, el día sólo
tiene 24 horas.
Mi jefa, como todas, no ve las horas que trabajo, solo ve
que me ha llamado y estaba tendiendo la ropa. Según ella en “su” tiempo, a mi
me da igual, al llevar el control de las horas mi conciencia está tranquila.
Con este sistema he conseguido, por un lado, que cuando me
pongo a ver la tele no me sienta mal pensando que debería estar trabajando y
por otro que si se me ocurre algo a las tantas me pongo a hacerlo pero no
regalo mi tiempo.
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