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NO TENDREMOS IGUALDAD SOCIAL SI NO HAY IGUALDAD LABORAL

HAY QUE PONER EN VALOR EL TRABAJO DE LAS MUJERES.

NO TENDREMOS IGUALDAD SOCIAL SI NO HAY IGUALDAD LABORAL.


Día 22 de febrero: Día europeo por la igualdad salarial.

La incorporación de las mujeres al mercado laboral, ha significado uno de los cambios sociales más importantes, pero este avance no ha ido acompañado de la TRANSFORMACIÓN SOCIAL necesaria para conseguir la igualdad real entre hombres y mujeres. El salario de una mujer ha sido siempre inferior al de los hombres.

La igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo es un derecho elemental de las personas trabajadoras, lo que supone la ausencia de toda discriminación. En este sentido se han dictado leyes, disponiéndose de un amplio marco normativo, para tratar de eliminar la desigualdad. Marco que la sociedad no ha asumido.

Básicamente, la brecha salarial es la diferencia entre lo que cobra un hombre y lo que cobra una mujer. Hablaríamos entonces de desigualdad y de discriminación.

La desigualdad salarial es un problema universal desde que las mujeres se incorporaron a la Población Activa, al mundo laboral donde los salarios han sido siempre inferiores a los de los hombres.

La BRECHA SALARIAL, no sólo implica una diferencia cuantitativa en sus retribuciones, sino que se traduce en desigualdades que tienen un impacto directo en todos los ámbitos de nuestro día a día (desarrollo profesional, menor salario, mayor número de excedencias por cuidados, menor pensión de jubilación, et.). Es imprescindible poner en valor el principio de igual retribución por un mismo trabajo.

Para llegar a la igualdad retributiva, hay que eliminar las causas que producen la desigualdad en esta sociedad patriarcal. Éstas son los roles de género y estereotipos que nos llevan a las mujeres a realizar profesiones feminizadas, peor pagadas y socialmente menos valoradas. La influencia de la maternidad y las tareas de cuidados reproductivos, asumidas por la sociedad, como una cuestión de género, hacen que las mujeres interrumpan su vida laboral, su ascenso y desarrollo. Cuestión, que proporciona a los hombres una “ventaja en el mundo laboral”, pues ellos, al no asumir sus responsabilidades en la atención y cuidado de menores, mayores y dependientes, pueden desarrollar libremente cualquier tarea y cualquier profesión y, por lo tanto, hay una mayor presencia masculina en puestos de más alto nivel, que implican mayor responsabilidad, mayores salarios y mayor reconocimiento social. Se ha de valorar adecuadamente y en igualdad, los trabajos realizados en el ámbito doméstico y de atención a la familia.

Ha de haber una mayor protección social (horario de trabajo flexible, prestaciones por desempleo, jubilación, etc.), articulando medidas de acción positiva hasta lograr la igualdad real. Es decir, la ausencia de toda discriminación por razón de sexo. Hay que poner en práctica el principio de igual retribución por un mismo trabajo o un trabajo de igual valor.

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